4 de abril de 2018

UN AÑO MÁS...

Toda espera llega a su fin. El de todo soleano llegó el pasado Viernes de Dolores. Cristo en la noche de aquel Viernes aparecía en el altar mayor de la parroquia muerto y crucificado por todos nuestros pecados. Eran las 10 de la noche cuando el templo donde se encontraba nuestro señor abría las puertas. El silencio se iba apoderando del lugar previo al Ancestral Sermón del Descendimiento de nuestro Señor. marcó las 11 de la noche y comenzó la lectura del sermón. A través de las palabras de ese sermón, José de Arimatea y Nicodemo en lo alto de la cruz, van quitándote los tributos de la pasión: Corona y los tres Clavos. Cristo desciende de la cruz entre el recogimiento de hermanos y devotos para depositarlo en la cama que portarán esos hermanos realizando el Camino de la Cruz hasta depositarlo en el Santo Sepulcro de caoba para una nueva estación de penitencia la tarde de su muerte, Viernes Santo. Sonido del Muñidor abriendo el viacrucis y cierre de su urna como final del mismo. Momentos que se viven cada Viernes de Dolores.

Pasan los días y los nervios se apoderan de cada corazón negro. Las miradas al cielo se hacen cada vez mayores... es tarde de Viernes Santo y el soleano lo sabe. Rezo a las 3 de la tarde, Sonido de la campana anunciando la muerte del Señor y anuncio de la estación de penitencia. Son las 6 y media de la tarde. Sonido de las bandas que nos acompañan. Tradicional recorrido previo a la estación de penitencia. Aumentan los nervios. Depositar el Sobre de Caridad delante de los titulares. Minutos previos a las 8 de la tarde, rezo por parte de nuestro director espiritual. Se abren las puertas del templo. Comienza el sueño de cada nazareno, diputado, auxiliar, acólito, santa mujer, monaguillo, costalero, músico... un nuevo viernes santo que vivimos recordando a los hermanos que no nos pueden acompañar o que nos miran desde el cielo para ver a su Cristo Yacente y a su bendita Madre de la Soledad. Tramo tras tramo... Túnicas negras de cola, cirios negros, numerosos monaguillos hasta llegar a nuestro Santísimo Cristo Yacente. Cruje la caoba, la voz del capataz, el canto de la saeta y el sonido de una marcha para nuestro querido titular. Tras él túnicas de capas blancas y antifaz de terciopelo negro anteceden a la que un pueblo considera su Madre. Nuestra Señora de la Soledad con un oler a incienso propio de la hermandad sale a las calles de su pueblo otro Viernes Santo. Lagrimas entre los ojos de quien la contemplan, rezos que salen del corazón y saetas que anuncian que la cofradía esta en la calle de la villa. Un año que el tiempo estaba algo difícil pero el saber estar de todos los que formaran la cofradía fue inmejorable. Frío, aire, algo de llovizna pero siempre guardando el saber estar y compostura que define a nuestra hermandad en La Algaba. Un especial agradecimiento a todos vosotros.

Son las 12 de la noche, la cruz de guía entra en el templo y el sueño se va acabando. Nuestro Cristo entra en el templo, últimos rezos que se realizan para pedirle por un año más mientras llega su bendita madre de la Soledad. Suenan las bambalinas, la luz tenue de la entrada del templo hace que el recogimiento sea mayor y que el silencio haga escuchar el sonido del rachear del costalero. Sones de nuestra banda previos a su entrada. La virgen ha entrado, las emociones llegan a su punto álgido, tus nazarenos madre lloran que se acaba lo que un año llevan esperando. Todo ha salido como se esperaba y como tu querías.

Todo no queda en la muerte, Sábado Santo. Preparativos de otro día grande en nuestra hermandad. Banderas, mástiles, colgaduras... inundan las calles del recorrido de Resurrección gracias a un gran número de mujeres "Pasión Soleana" y a todo el que colabora con ellas. Cambio de atavío de nuestra madre. De luto a alegría porque en horas su hijo resucita. Son las 12 del sábado santo y 12 cohetes anuncian su resurrección. Cristo Resucitado en La Algaba. Un bando anunciador recorre las calles anunciando la alegría de los cristianos y de los soleanos. Es Domingo de Resurrección.

Mañana de Domingo de Resurrección. Despertar con cohetes, con el sonido de campanas y del bando anunciador de la nuestra banda... Solo un soleano sabe lo que significa. Función a las 10 y tras ella la procesión de Gloria. Cristo Resucitado en la calle, Valme tocando sones y aplausos hacen de su salida momentos especiales. Comitiva previa a nuestra titular: mantillas, niños con cirios, jóvenes cofrades... Sale Soledad y plegarias son cantadas con letras como Soledad Guapa, Soledad Guapa ... cohetes al cielo tras su salida y alegría en las calles porque la hermandad de Soledad anuncia en La Algaba la resurrección de nuestro Señor.

Llega el mediodía, todo se va acabando, Cristo Resucitado hace honores a su banda de Valme tras 13 años poniéndole sones. Tras su entrada con el sonido de los cohetes, pétalos de rosas caían desde la parroquia para mayor gloria y sones nazarenos hacían de su entrada un momento emotivo para el recuerdo. La virgen se acerca a la parroquia, revirá hacia los hermanos músicos, gritos de alabanzas y júbilo hacia nuestra madre. Suena la última marcha antes de su entrada. Llueven pétalos a nuestra madre. Gran cantidad de pétalos donados por los jóvenes de la hermandad. Últimas salves y rezos antes de su entrada. La emoción no se puede contener. Entra Soledad, se acaba la Semana Santa.

Llega la Pascua, Cristo Resucitado nos espera en el coro de la parroquia este fin de semana para su Devoto Besapies y culminar así las emociones que año tras año vive un Soleano.

Hermanos y Hermanas, gracias por el saber estar. Por vivir un año más los días grandes de nuestra hermandad junto a nuestros titulares. Que nuestros sagrados titulares os bendigan y os colmen de bendiciones.

PAZ Y BIEN