1 de enero de 2013

Año nuevo...viejas ilusiones.

Hoy es el día de la vida y de la muerte. Es el día en el que todo empieza de nuevo y todo acaba. El día marcado en el calendario para pegarle giros a lo imposible, para empujar aquello que parece estar anclado, para soñar con horizontes nuevos y sentimientos antiguos.

Hoy es el día en el que se renuevan las ilusiones y se establecen nuevos propósitos. El día en el que, al brindar con lo que sea (con lo que se pueda) intentamos borrar de un plumazo todo aquello que resultó negativo del pasado. Hoy es el día perfecto para comenzar de nuevo.

Y al proponerme comenzar de nuevo he vuelto a sentir ese antiguo pellizco en el estómago pensando que ya te tengo más próxima, que ya atisbo la cercanía de tu aroma, de tus colores y de tus sonidos.

Hoy he vuelto a cerrar los ojos y he sentido nuevamente aquella ilusión infantil con la que yo esperaba todo lo relacionado contigo, con lo tuyo: aquellos juegos de niños a las procesiones; aquellas marchas interpretadas con un tambor de detergente y una corneta de feria; aquel momento mágico en el que alguien sacaba su vieja vara con un escudo de tres cruces cargado de tardes de Viernes santos y nos dejaba cogerla, soñando nosotros con crecer un poco más y ser algún día portador de ella.

Me enseñaron a quererte desde tan chico que no sabría ser yo sin pensar en ti. Y hoy, que pasamos por fin la hoja de un año nefasto, mis ojos oscuros te buscan de nuevo en los meses que ya perfilan sus números en el calendario de estreno. En ese calendario que dentro de poco tendrá subrayadas con colores las fechas de mis compromisos intentando que no se solapen unos con otros; en ese calendario que en éste nuevo año viene tan cargado de cosas extraordinarias para vivir intensamente con quienes te sienten igual que yo.

No me voy a molestar en hacer siquiera un balance de lo que nos dejó este innombrable par en el que incluso tuvimos profecías de punto y final porque gracias a Dios todo sigue y también permanecen conmigo los que, al final de todo y pese a todo, querían estar de verdad. Con eso me basta.

Se de sobra que este será un curso extraño, pero ni eso evita que dentro de mis venas comience a hervir de nuevo esa necesidad de tocar la suave arpillera, o de oler el aroma de un incienso que nos huele a gloria, o de escuchar ese compás de cuatro por cuatro que acompasará los ciegos corazones al unísono. Este año de nuevo me dejaré llevar para buscar tu disfrute al ciento por ciento.

Por eso, aunque estemos simplemente iniciando el año y el sol nos evoque poco a poco la ansiada Cuaresma, en tan sólo unas semanas, sé que para mí estos meses que aún nos separan pasaran tan rápidos que casi no podré parar a saborearlos. Ojala vuele el tiempo como lo hace el incienso recién quemado.

Superando todos los obstáculos posibles sigo siendo el mismo un año más, y aún mantengo intactas esas viejas ganas de ti…

Feliz año 2013 a todos vosotros. Ya queda menos…