Después de la Estación de Penitencia y de la triunfal mañana del Domingo de Resurrección, la Señora de La Algaba ha vuelto a su altar, donde recibe el cariño diario de los que rezamos con su bendito nombre de SOLEDAD.
En la tarde del lunes, el vestidor de la Virgen, N.H.D. Diego Cano Gutiérrez, junto al grupo de priostía y camareras, procedieron a vestir a la Virgen. En esta ocasión, se ha usado una saya de brocado de oro, que hacía ya varios años que no se usaba, manto blanco, donación de Antoñín, un tocado que está estrenando la Virgen y que le regaló nuestra pregonera de este año, Mª José Jiménez Arauz, el pasado Domingo de Pasión. En el pecho luce la Señora mariquillas y cruz pectoral a juego, donación de varios hermanos, Resplandor, donación de Antonio Berzurce. Luce toca confecionada y donada por César Gutiérrez Moya. En la cintura, cíngulo bordado en oro sobre malla confecionado y donado por José Manuel Salgueiro. En la mano derecha de la Virgen, juego de azucenas de plata, donación Mª José Cano, en la mano izquierda, dos rosarios, también donaciones de hermanos.
Se posa la Virgen sobre la peana que donaron Félix Luna Velázquez y Diego García Amores.
El Santísimo Cristo Yacente tiene puesto el ajuar del paso de salida: sábanas, sudario y almohada de hilo beig, con bordados a mano y encajes, confecionada y donada por la camarera de la Señora Cloti Gómez.
El Señor Resucitado lleva puesta la banda bordada en oro y que donó la Junta Juvenil, así como las potencias antiguas de plata del S. XVIII.
Lo mejor, como siempre es pasarse por la capilla, allí nos esperan ellos.
