1 de enero de 2012

Feliz Año Nuevo

Cuando amanezca hoy, día de año nuevo volveremos a ser el niño que miraba la luz tras los cristales. Volveremos a ser el niño de las postales “escudo de oro” admirando el misterio de cómo reverdecen los naranjos de la plaza, observando la puerta de la Parroquia aquella tarde de Santo Entierro. Lo que Dios nos ha dado, que no nos te lo quite el hombre. Sólo un corazón que no ha dejado de ser niño, puede convertir en realidad el sueño de sus mayores. Si tus ojos no han perdido la capacidad del asombro, es porque sigues viendo aquello que los demás no ven por mucho que estén allí presentes.  Cuando amanezca, volveremos a enseñar lo que nunca del todo hemos aprendido e intentamos transmitir sin dejar ni un instante de aprenderlo. Acaso por mucho que  sepamos de memoria, esa luz que entra por el Compás, es la misma que la de todos tus años, su callada emoción es igual, pero va de estreno, ha compuesto una nueva mirada en el aire de La Algaba, sosegada y en calma. Disfrútala y hazla llegar aunque a los demás no les llegue. Sabemos que el corazón de un niño, jamás se equivoca, por eso vuelve al sitio del colgado balcón de damasco bordado por el oro de la palma y bien lo sabemos cuando caminamos en su busca que hasta nuestros pies nos llevan sólo, porque conocen la cita, donde por vez primera nos llevaron nuestras madres. ¿Hay algo más preciado que un beso?, pues quizás sea la certeza de que Él te mostrará su otra mejilla y verás en su dulce sueño aquellos besos de niños que hemos vuelto a retozar en los brazos de las madres que nos lo enseñaron. Si eres capaz de adivinar Su mirada, lo verás, si no también lo comprobarás en derredor, reflejado en los rostros de tanta emoción ensimismada. Cuando amanezca y el sol marque el oriente por la calle que nos arrastra hacia el Compás, volveremos a ser aquel niño pletórico en busca de la mirada de la Virgen de la Soledad, niño que sabe donde está la felicidad y corre a buscarla; niño soleano que se sube a las faldas del abuelo, para jugar con las palomas en sueño de altos naranjos nevados de azahar. Sabemos que somos unos privilegiados, que La Algaba es nuestra madre y huelgan los temores, que la vida es al fin una semana, que ha vuelto un año más para que la disfrutemos, que solo una palabra es capaz de ensanchar el alma y que al mágico influjo de su nombre, doblaremos la rodilla musitando en silencio con la emoción de la primera vez; Soledad, siempre Soledad: ruega por nosotros.
Hoy cuando haya amanecido, descubriremos con gozo que el tiempo mejor se acerca y que lo que parecía lejanos está ya palpable en las manos divinas de la Señora de La Algaba. Descubriremos que los sueños están a punto de cumplirse.