Campanas a muerte doblan
-silencio en La Algaba entera-
el ascetismo recobra su perfil de horas añejas...
se abren como hizo la tarde las hojas de la ancha puerta
y la señal del cristiano, tras el muñidor, se hace guía entre tinieblas...
Nazarenos de esparto surcan rutas nazarenas
cerrando espacios insignias con sus repujadas pértigas...
pasan cirios y más cirios llorando negra la cera
mientras que el bronce no para de instar a la penitencia.
Campanas a muerte doblan -silencio…ya se acerca-
en asombroso paso el Entierro se presenta...
contraste entre lirio y oro aroma de brisa queda
entre una bruma de incienso la Torre se despeja.
Envuelto en níveo sudario costaleros lo llevan
languidez de amor mecida en sueño de vida eterna...
el pueblo soleano llora la hiel de la escena
y a su diestra desmayado se postra el campanario de su iglesia.
No está San Juan discípulo amado, que no pudo soportar su pena
no hay consuelo en las miradas ni gestos ni frases tiernas y
en silencio la acompaña por la inconsolable senda.
Campanas a muerte doblan en silencio ya se aleja
sobre los pies llevan a Cristo dormido; es La Algaba, es primavera.