16 de octubre de 2011

Al Señor Resucitado

Buscó  el soleano en el sepulcro al señor aun de madrugada
 buscó en la flor del naranjo de sus recoletas plazas
 buscó en la estrechez el roce y el reflejo en sus fachadas
 buscó en el árbol su Cruz y en el aire su mirada
 y en los rincones su luz y en las calles su llamada
y en el cielo el más azul ...pero en el sepulcro no estaba ...

Buscó el soleano a Dios Dormido entre oración y plegarias
buscó entre aromas de fe la saeta en su garganta
 buscó entre un bosque de cera infinita iluminaria
 buscó entre cinto de esparto entre negra indumentaria
 entre capirote y cola entre ruán y alpargatas
 oraciones insonoras ...pero con Cristo no daba..
En la Parroquia, a oscuras el soleano buscó sus plantas
buscó entre clavel y lirio entre cirios y entre varas
 entre incensario y naveta entre la música sacra
entre acólitos y preste a Cristo buscaba...

 ...Al amanecer el tercer día
A tres golpes de martillo El Señor resucitaba
 y buscó su canastilla de oscura caoba dorada
 y buscó los cuatro hachones para adivinar su cara…

Y los hachones no estaban…
 y buscó entre flores, donde su Imagen destaca
 y olvidó su  muerte lívida fuente de sangre y de agua y
su corona de espinas sobre sus sienes clavadas...
 y siguió buscando a Cristo, La Algaba desesperada...
 Buscó el soleano su Resurrección  y lo encontró con el alba
 lo vislumbró en el Compás donde vive la Reina Soleana
 reflejado en contraluces de paredes y ventanas
entre los candevelares de la cera consumada
 por las brumas aparentes que disipa la mañana.
Encontró el soleano a Dios que en La Algaba resucitaba.