En la mañana de hoy viernes se ha procedido a vestir a la Señora y ya se quedará así hasta que vuelva a hacerse de hebrea para Cuaresma. En esta ocasión se ha elegido la misma ropa que lució la Virgen de la Soledad cuando fue repuesta al culto tras su restauración. Es el conjunto de manto y saya que donaron muchísimos soleanos y devotos, en damasco negro, que fue magistralmente pintado por nuestra hermana y camarera de la Señora, Paqui Gómez, hija mayor de la Niña Grande y que cosieran en el taller de costura de la Hermandad. Se ha tocado a la Señora con un encaje antiguo, donación de nuestro hermano y camarero de Ella, Antonio Álvarez “Antoñín” con un pañuelo a juego, de la misma procedencia.
Sobre las benditas sienes de la Reina de este pueblo, la corona más antigua que posee la Hermandad, de estilo decimonónico, sobra las manos dos rosarios, uno donación anónima de cristal tallado y plata, y otro de plata que está estrenando la Virgen y que ha donado nuestra hermana Pepi Tristán Carbonell y que ha traído, junto a otro de Colombia. Sobre el pecho un puñal de alpaca plateada donación de la familia Gutiérrez- Torres ( Fiallo y su señora), una cruz de granate y plata y bajo el tocado el nombre de la Virgen en plata de ley, que está estrenando; todo ello en agradecimiento a la Señora por el nacimiento de sus hijas, Esperanza y Teresa.
Durante estos últimos días se ha procedido a restaurar los blandones de la capilla, las columnas-maceteros y la consola donde se venera al Niño Jesús de la Paz, todo el trabajo realizado en Hispalart Restauraciones (taller de Salgueiro), donación del mismo.
