Hoy me he levantado con cierta nostalgia del mes de Marzo. Al abrir los ojos y contemplar el verdor del naranjo recortado en el cielo azul, he recordado nuestro último encuentro y me he colmado de melancolía, porque sé que tardaremos en volver a encontrarnos.
He buceado entre aquellas sensaciones que tengo guardadas en la piel como se conserva un seco manojito de azahar de la lejana Primavera, para de vez en cuando, volver a olisquearlo cerrando los ojos. Aunque esté seco a mi vera, aún retiene ese aroma que me llenó de vitalidad y de ilusión cuando todo lo hermoso estaba aún por llegar.
He salido nuevamente a tu encuentro, pálido como la luna. He vuelto a escuchar el metálico cimbreo de la orfebrería de tu palio, he vuelto a perder la mirada entre los pabilos de tu candelería, he vuelto a extasiarme con tu gesto, con tu dolor y con tu belleza Soledad.
Unos versos me han recordado aquel regreso a la parroquia de esa noche de primavera, cuando el cansancio hacía mella entre los míos, pero mi ánimo de estar junto a ti no mermaba. Me quedé solo a tu vera, en la calle apagada, iluminado solamente por la cera, mirándote a los ojos castaños, y sentí exactamente sentí un Viernes Santo tu y yo en la completa soledad del templo.
He elegido los ojos de un niño para volver a nacer,
la imagen de su espejo para saberme en la pureza.
En ellos nombraré cada palabra, cada aroma, cada sonido,
recorreré la Vida y la memoria que les dio forma,
haré nuevo el tiempo que les traspasa
y la razón de ser que alumbró su presencia.
Dejaré que su mirada me lleve
al recuerdo de una noche de triste,
al lugar donde me quedé a solas con tu dolor;
dejaré que aquella voz que acarició tu rostro
siga mostrándome los caminos de la luz,
inundando mis raíces con tu esencia.
He elegido unos ojos de niño para volver a nacer
y que cada encuentro cotidiano sea sagrado,
su mirada para que en el espejo de mi estirpe
Llegará el día en que me presente ante ti, Soledad, sin compañía, solo, y entonces entenderás que, como en el poema, a través de mi estirpe seguiré junto a ti para siempre, ya sin sombras ni vacíos, sin penas y sin maldades... tan solo ansiando tu pureza.
Volveré, Soledad, volveré. Cuando sienta que ya no puedo más, volveré; cuando sepa que me necesitas, volveré; cuando pueda mirar de nuevo tus ojos frente a frente volveré; cuando pueda quererte sin problemas volveré; cuando yo sea tu luz y tu mi guía, volveré.
Qué lejos queda Marzo... pero que intenso sigue siendo aún su aroma aquí a mi vera…Soledad