Con el verano termina un curso cofrade que ha sido largo, muy largo y con muchos frentes abiertos, que gracias a Dios, se han ido cerrando satisfactoriamente para la hermandad.
Así, como todo lo que es muy trabajado, la recompensa es más grande y se disfruta más, no quiero hablar ya de temas que tenemos definitivamente cerrados y pasados de página: a sido todo como este Viernes Santo pasado, con nubes y amenaza de tormentas, aun así hemos sido valientes, hemos confiado en esa mirada sin par de los ojos de la Virgen de la Soledad y hemos salido airosos, tuvimos una Estación de Penitencia, ejemplar y una memorable mañana de Domingo de Resurrección.
En la fecha en la que estamos seguimos trabajando en un montón de temas que muy próximamente verán la luz, se está planificando el devenir de la hermandad a varios años vista. Con un proyecto serio, estudiado y de consenso.
He de decir que este año vamos a suprimir el boletín de Septiembre, eso no quiere decir que no tengáis debida información en tiempo real de todo lo que ocurre y va a ocurrir en el día a día de la hermandad, ya que contamos con medios suficientes para ello.
Ahora toca descansar, encerrarnos con nuestra propia soledad, tomar aire e impulso para un año que va a ser muy, muy importante en los siglos de historia de los soleanos algabeños.
Soy de los que piensan que cada uno debe tener sus propios momentos de soledad, porque la soledad enriquece a la persona. Ayuda a conocerse, establece los límites de lo soportable o de lo insoportable y sirve para descansar, para relajarse y para hacer aquello que habitualmente la rutina no deja hacer. Pero esa es la soledad idílica, la deseada, no la que viene porque no hay otro remedio.
Feliz verano amigos, y hasta la vuelta.
…….He dicho.