Permítanme hoy que me salte el protocolo propio de estos actos, permítemelo Madre, porque quiero empezar este acto de amor y sentimiento, dirigiendo mi mirada a aquellos ojos que para mí son como luceros, a esos ojos que día tras día me sirven de ventana por la que mirar al mundo; a ellas que siendo fruto de mi vientre me permitieron estar más cerca de ti y comprenderte como madre y como mujer, a ellas que me dieron la oportunidad de experimentar el sentimiento más hermoso que se pueda sentir, a ellas porque desde que aterrizaron en mi vida soy una mujer más completa y mucho mejor persona.
Natalia, Adriana desde este atril quiero públicamente agradecer a Nuestra Madre en su humilde Soledad que, una mañana del mes de Octubre vinieras al mundo tú, Natalia, nuestra primogénita y que justo veinte meses después nos volviera a iluminar de nuevo con el nacimiento de nuestra segunda hija, tú Adriana.
Gracias, Madre mía
Gracias por estos dos ángeles
Gracias por bajarnos el cielo
Gracias por darme esta Familia.
Gracias Madre mía y,
Bendita seas Soledad por
Haberme “dao” a mí la vida
Junto a tu cara morena
Dios te salve Madre mía.
Presidente y Junta Juvenil de
Hermano Mayor y Junta de Gobierno.
Autoridades.
Hermanos y hermanas todos en la fe de Cristo, gracias por estar hoy junto a mí.
Es deber inexcusable agradecer a nuestro hermano y a mi gran amigo “Rafalito” las palabras que hace unos instantes me acaba de dedicar. Han sido muchos los años que juntos hemos trabajado por amor a nuestros sagrados titulares, tú y yo sabemos que nuestra Hermandad de
No me puedo olvidar tampoco de agradecer a nuestra querida Junta Juvenil la confianza que de nuevo deposita en mi persona, dándome ahora el encargo de pregonar que el Hijo de Dios ya está en camino, que nuestro Salvador está a punto de venir al mundo para redimirnos, que
“Jesús es el nacimiento de Dios en el mundo y otorga paz y alegría a los humildes”
VILLANCICO: QUIZÁS
En este tiempo los cristianos nos preparamos para recibir a Cristo, “luz del mundo” en nuestras almas, rectificando nuestras vidas y renovando el compromiso de seguirlo. Durante el tiempo de Navidad al igual que en el Triduo Pascual de
En el pueblo de Nazareth, vivía su adolescencia una joven que se llamaba María. Hija de Joaquín y Ana, un matrimonio pobre que lo único que deseaba era encontrar un marido que cuidara de su hija y que le permitiera llevar una buena vida. Cada estación traía nuevas cosechas y cada cosecha venía acompañada de nuevos impuestos para el rey Herodes. Por eso, cuando José pidió la mano de María, Joaquín y Ana se sintieron satisfechos de que su hija pudiera tener esa buena vida que tanto deseaban para ella. Poco después de recibir la noticia de su compromiso, el Arcángel Gabriel visitó a María y presagió una profecía. Le anunció que Dios la había elegido para dar a luz a un hijo a quien pondrían de nombre Jesús. Y así comenzó el largo y arriesgado camino de María y José y el nacimiento de Jesús.
Y después de un largo viaje, después del cansancio y la desesperación por no encontrar ni un rinconcito digno donde resguardar del frío de la noche al Niño que estaba a punto de nacer, San José y María no encontraron posada y en un pobre pesebre decidieron esperar el día…
Y se hizo la luz, la luz anunciadora de un nuevo día embargaba sin saberlo el mayor de los acontecimientos de
María que, aún sabiendo de la divina profecía, que a pesar de haber sido anunciada por el Ángel Gabriel; no es más en ese preciso instante que una mujer que pare a su Hijo y que teniéndolo entre sus brazos por primera vez siente esa entremezcla de sentimientos que le hace sentirse la mujer más dichosa del mundo.
Y ocurrió en Belén
Bajo el manto frío de la noche
Las estrellas se cuidarían de iluminar
A aquel niño que iba a nacer.
Y ocurrió en Belén,
Una hermosa aldea de Judea
Se encargó de dar cobijo
A nuestro Salvador que había de nacer.
Y ocurrió en Belén,
Vinieron los pastores que estaban por el monte
Avisados por el ángel San Gabriel,
¡adorad al Niño, que vuestro Rey acaba de nacer!
Y aquello que ocurrió en Belén,
Año tras año vuelve a suceder
Y en
En cada callejuela, en cada esquina,…
Que nuestro Niño Dios, también vino aquí a nacer
Que creció y se hizo hombre y murió por nosotros
Para salvarnos y mostrarnos su amor
Que
De cómo lo prendieron, cobijado cada año
Por los aromas y los colores del barrio de las flores,
De su camino hacia el Calvario “cargao” con el madero
Por las calles del barrio de
Del dolor tan infinito al sentirse al madero clavado
Cada tarde de Jueves Santo
Que
Del silencio abrumador, roto sólo por el tintineo del muñidor,
Que
Se cumplió la profecía, “el Niño que está en la cuna
en una Cruz morirá”.
Pero yo te esperaré a tu paso por El Compás,
Intentaré consolar a tu Madre que,
Se encuentra en su más inmensa Soledad.
Pero observo en su mirada
Un halo de esperanza,
No debemos temer, tengamos fe
Porque en la mañana gloriosa del domingo
También nuestro pueblo será testigo
que Cristo no ha muerto, que no
que esta mañana, por las calles de
también RESUCITÓ.
Comprender a María es posible sólo después de ser madre. La maternidad es lo más maravilloso que le puede suceder a una mujer. Cuando has dado a luz, te embargan unos sentimientos preciosos, todo es felicidad cuando miras a tu bebé, durante esos primeros momentos observas todos y cada uno de sus movimientos, sientes que es lo más grande que te ha pasado en la vida.
Sólo alcanzo a imaginar
Cómo se pudo sentir María
Sola, sin más compañía que la de su dulce esposo
Mujer valiente elegida por Dios
En un pobre pesebre traería al mundo
A nuestro Salvador
Un buey y una mula le servirían para darle calor
A Belén llegaron los pastores
Alertados por el ángel anunciador
“Ha nacido en la ciudad de David nuestro Salvador”.
Cuenta el evangelio de San Mateo de unos Magos que vinieron de Oriente buscando al nuevo rey que habría de nacer. En las Sagradas Escrituras no abunda mucho sobre su origen, su personalidad, sus rasgos, ni tan siquiera sobre sus nombres.
Asumimos que eran “sabios” o astrónomos, llamados en aquella época como magos, porque venían siguiendo una estrella que presagiaba la llegada del Nuevo Rey.
Como venían con regalos para el nuevo rey, la tradición los describe como reyes bondadosos con presentes para todos, asignándole un nombre y rasgos específicos a cada uno.
· Melchor: un anciano con barbas blancas, su regalo para Jesús era oro, representando su naturaleza real.
· Gaspar: joven moreno. Su regalo es el incienso que representa la naturaleza divina de Jesús.
· Baltasar: de raza negra, su regalo a Jesús es mirra, que baticina ya su sufrimiento y muerte futura.
Estos tres grandes personajes de nuestra particular historia, se encargan año tras año de repartir magia e ilusión por los corazones de nuestros niños y niñas, ellos durante años han sido máximos protagonistas, pero la practicidad que cada vez nos envuelve más y más nos lleva a adelantar la entrega de regalos a una noche que debería ser mágica por sí misma, una noche en la que en familia nos reuníamos en torno a una mesa para recibir la llegada de nuestro Salvador, Jesús. Poco a poco, se ha ido colando en nuestros hogares la figura de Papá Noel, un anciano gordinflón y bonachón que con sus renos y su trineo se ha ido ganando el favor de nuestros niños y niñas. No es cuestión de rechazar lo ajeno, todo lo contrario, en este mundo plural en que vivimos es imprescindible respetar todas las costumbres y tradiciones que conviven en reducidos espacios; pero es importante que dentro de ese respeto se encuentre también el respeto hacia nuestras propias tradiciones y costumbres, es importante que avivemos en los corazones de nuestros hijos el amor a nuestro modo de vivir y de entender
Llegaron ya los reyes y eran tres
Melchor, Gaspar y Baltasar
Oro, incienso y mirra te llevaban
Cuando fueron a adorarte al portal.
Desde Oriente hasta Belén
Guiados por una estrella
Se postraron a tus pies
Y te adoraron como Rey.
Cada año os recordaremos
Grandes y humildes reyes
Por haber adorado al niño
Que habrá de ser Rey de reyes.
Niños y niñas, vamos a dormir
Que ya Melchor, Gaspar y Baltasar
Todos los regalos os darán
Para jugar mañana al despertar.
Los NIÑOS, ¿recuerdan cómo se ve
Para nuestros niños y niñas estos días son mágicos, todo se llena de luces, nuestras casas se decoran y se llenan de color, disfrutan con los preparativos y disfrutan con la fiesta, son noches en las que se reúnen con la familia hasta horas inusuales, viven plenamente todos los momentos que se aglutinan en torno al Nacimiento de Jesús y esperan con impaciencia
Pero nuestros niños crecen muy rápido, nosotros mismos podemos mirar atrás y ver a aquellos ADOLESCENTES que fuimos, cambian ahora la ilusión de los juguetes por las ganas de salir hasta altas horas de la madrugada, parece que cambien a su familia por su grupo de amigos, son ellos ahora los que ocupan un lugar importante en su vida, pero no debemos criticarlos ni angustiarnos porque todo llega y todo pasa, la vida es una noria que no para de girar y a cada etapa de la misma le sigue otra con sus peculiaridades pronto, llegarán a ser ADULTOS y, como tales, tendrán que asumir toda clase de responsabilidades.
Es esta una etapa importante, comenzamos a crear nuestras familias, comenzamos a aparecer como padres, creadores de nuevas familias ante los ojos de nuestro Señor. Es en este momento cuando comenzamos a comprender a nuestros propios PADRES y de nuevo, comenzamos a vivir
A mi madre, que siempre escucha mi voz,
que sembró en mí la semilla del amor,
A mi madre, que por mí a todo lo demás renunció,
que siempre a sus hijos se entregó.
Ella es un ser especial, una mujer de verdad
Ella que primero es madre y después todo lo demás
Ella que me enseñó a vivir
Ella, porque yo me siento perdida si no está.
Mamá, gracias por darnos la vida,
gracias por hacer de mí lo que soy,
gracias por seguir junto a mí allá donde voy
Mamá, gracias por entregarte a mis hijas.
A todas las madres del mundo,
A todas ellas que siempre velan por sus hijos
De sol a sol , de domingo a domingo
A ellas que como nuestra madre y Señora de
Viven con el corazón “encogio”
A ellas, a todas ellas porque sienten que
La vida sin ellos es un vivir sin “sentio”
A ellas, a todas ellas, Soledad, que como tú mueren por sus HIJOS.
Y nuestro modo de ver y de vivir
A mí me gusta pensar que siempre están conmigo
Me gusta sentir que me acompañan y me protegen
Me gusta creer que desde la felicidad eterna me dan abrigo
Me gusta Soledad saber que están en el cielo contigo.
TRADICIONES, son muchas las tradiciones que envuelven nuestra NAVIDAD, una que recuerdo de mi infancia con gran cariño es la que envuelve a la noche que da paso al Día de
Para recibir este día, hay que preparar nuestros hogares, es como vestirlos de gala, de nuevo, conviven tradiciones de orígenes diversos; por un lado, el árbol de Navidad que ha sabido hacerse un hueco en nuestra fiesta y por otro, el Nacimiento que sin duda alguna debe ocupar un lugar privilegiado en nuestra decoración navideña.
Se atribuye esta costumbre precisamente a, San Francisco de Asís quien en 1223 en vísperas de
Una vez montada la escena, reunidos los habitantes de la aldea, se celebró
Con el paso del tiempo, la falta de espacio obligó a sustituir a las personas y a los animales por figuras de barro y de madera.
Cuando colocamos un nacimiento en casa, no hacemos otra que recordar el escenario en el que Dios se hizo hombre en Belén. En los hogares en los que acostumbramos poner adornos navideños, el nacimiento debe ser el más importante, el que esté al centro de todo, pues lo que celebramos en Navidad es precisamente el Nacimiento de Jesús.
Ya está todo preparado, a partir de este momento acostumbramos a celebrar distintas reuniones de amigos, de trabajo,… siempre en torno a la mesa pero la más importante es la reunión familiar de nochebuena; en esta noche tan especial se entremezclan sentimientos de alegría por lo que vamos a celebrar y sentimientos de nostalgia y tristeza porque… ¿quién no recuerda en estas fechas a aquellos con lo que un día compartimos y que ya no están, a aquellos que ya partieron junto al Señor?
Siguiendo con nuestras tradiciones, en la tradición cristiana existe un elemento que guía a los tres magos de oriente al lugar exacto en el que había nacido el Hijo de Dios, dice la tradición que los astrónomos llevaban meses siguiendo a una estrella, esa estrella que representa a la luz del mundo, al que estaba llamado a Salvarnos, fue el farol y la guía para encontrar el camino, un camino y una guía que necesitamos todos en este mundo de hoy en día, quizás en este hoy necesitemos más que nunca ese farol al que asirnos.
En un mundo desprovisto de valores, de creencias, en un mundo que trata de arrinconar a Dios sin saber que Él nunca fue recibido como a un Rey, sino que más bien anduvo entre los pobres, Él no necesitó nunca un lugar de privilegio, más bien sus seguidores tuvieron que esconderse; ¿es el mismo mundo ahora que antes que confunde la fiesta de su Nacimiento con la fiesta del consumo?; una vez más nos olvidamos de Él.
Es este un mundo asediado por la necesidad de atender a los que tienen sed de beber, y no tiene forma de conseguir agua;
A los que tienen hambre de comida y de justicia, y viven de las migajas que el mal llamado “mundo desarrollado” quiera darle;
A los que tienen necesidad de limpieza porque en pleno siglo XXI traen sus hijos al mundo en la miseria y la inmundicia como en Haití, ya hemos olvidado la crudeza de las imágenes que movilizaron a todo el mundo, ahora mueren por falta de higiene;
A los que tienen necesidad de paz, pero nos solo entre hermanos, primos o tíos, paz en el mundo, paz entre los poderosos, paz entre los países, los especuladores, entre los que provocan que haya tantos mundos diferentes en una misma tierra;
A los que tienen necesidad de misericordia, porque en tiempos de abundancia les gobernó la codicia y la prepotencia y ahora que se sienten pobres ya no saben pedir ayuda.
Por todos ellos, sé que no podía bajar hoy de este atril sin hacer un alto en el camino de esta vertiginosa carrera que es la celebración de
Con la mirada puesta en el futuro y el corazón abierto a la esperanza, ya va sonando el martillo de mi pregón, terminan de arriar los zancos de mi voz, cierro mi libro cual faldón que corta el tiempo y me abrazo a la oración más íntima que pueda salir de mi boca, son para el Niño Dios mis últimas palabras, para Él que dentro de unos meses será mi Cristo del rostro dormido, porque a Él dejo por encargo mis anhelos más profundos:
ORACIÓN FINAL
Niño Dios, tú que llegaste al mundo para salvar, te pido años de paz.
Que no haya más en el mundo gente dispuesta a matar.
Niño Dios, tú que naciste en un pesebre, te pido que desaparezca la miseria
Que no haya más en el mundo niños que no dispongan de comida.
Que no haya más niños ni ancianos sin techo ni familia.
Niño Dios, tú que naciste de
Que no haya nadie capaz de acabar con la inocencia de un niño.
Niño Dios, tú que eres Salvador, sálvanos de los desastres de la naturaleza.
Ayúdanos a cuidar de nuestra madre Tierra
Ayúdanos a paliar las necesidades de los que ya vivieron su crudeza.
Niño Dios, tú que nos diste la vida para vivirla,
Te pido que la vivamos de acuerdo a tu gloriosa vida
Que no puedo ya ver en sus ojos el reflejo de la amargura
Soledad, que siento en mi alma el dolor de tu vida,
que quiero consolarte y no puedo Madre Pura.
Soledad, que quiero limpiar las lágrimas de tu cara divina
que quiero borrar el sufrimiento para que no te quede pena ninguna
Soledad, madre y reina soberana
Que no quiero que llores más señora de
He dicho.
Mª Carmen Martín López